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Análisis de 2 Sonetos de Garcilaso de la Vega (página 2)




Enviado por Maikol Chocho



Partes: 1, 2

También encontramos los recursos del
hipérbaton y la enálage en las siguientes
imágenes así como en toda la descripción de
la amada. Una forma de ordenar dichas imágenes, tal vez,
podría ser así: "vi los cabellos que se tonaban en
verdes hojas que obscurecían el oro". En este caso notamos
como las verdes hojas quedan al principio del verso
igualándose con los cabellos de Dafne; lo mismo pasa con
los verbos. Pero ambos verbos están cruzados, y los
cabellos son los que deberían tonarse, y las hojas son las
que lo obscurecen. Así la belleza del color de los
cabellos se vuelve a un color natural como el verde, pero no tan
preciado y bello como el oro; esta metáfora del oro logra
demostrar una dimensión más preciosa aun si ponemos
como ejemplo lo que significo este material para España y
para el Renacimiento. La amada va perdiendo toda su belleza
humana; y si bien a la vez adquiere la belleza de lo natural esta
última no es tan apreciada como lo es la belleza
femenina.

De áspera corteza se
cubrían

los tiernos miembros, que aun bullendo
estaban;

los blancos pies en tierra se
hincaban,

y en torcidas raíces se
volvían.

El segundo cuarteto se centra en las
extremidades inferiores de Dafne. Por medio de la enálage
la corteza y los tiernos miembros se mezclan hasta tal punto que
se vuelven inseparables el uno del otro.

El yo lirico además le agrega a esta
descripción el elemento emocional a través de los
adjetivos "áspera y "tiernas". Parecería ser que
sus sentimientos comienzan a surgir debido a la
desesperación que le provoca la inapelable
transformación. Los miembros, es decir sus piernas,
tiernas que abrigaban el calor de la intimidad de la mujer, esas
mismas que antes eran suaves al tacto, bellas a la vista, ahora
son ásperas, no solo por el tacto sino por lo que se le es
negado al amante, al volverse corteza. En la misma línea
antitética de áspera/tierna, aparece el color
marrón de la corteza y el blanco que sugieren sus piernas.
En este segmento, podemos apreciar un intertexto con Ovidio
(Metamorfosis, Libro I) cuando se describe la
transmutación de la joven: los brazos se convertían
en verdes ramas, su piel en rugosa corteza y sus pies, blancas
raíces, se hundían en tierra. Todo se torna
obscuro; tan sombrío como lo es la pena de Apolo. Y es
mediante la metáfora "aún bullendo" que se vuelve
insoportable el dolor, porque si bulle nunca termina. Es
inevitable aunque así se desee y es hasta este momento que
dicha transformación sigue en proceso.

Algo parecido a la imagen anterior pasa con
los pies y las raíces, que están presentadas por
adjetivos que se oponen por lo que cada uno sugiere:
blancos/torcidas. Apreciamos como el primer adjetivo sugiere la
belleza, la pureza de los pies, que ya no existen y se vuelven
deformes. Se vuelven raíces y se hincan en tierra. Esos
pies que llegar a ser símbolo de libertad hoy yacen presos
en la tierra. Si nos atenemos al mito, este es el precio que
Dafne debe pagar por su libertad. Una libertad que implica estar
inmóvil por la eternidad, este es un concepto que el
hombre renacentista describe absurdo.

Aquel que fue la causa de tal
daño,

a fuerza de llorar, crecer
hacía

el árbol que con lágrimas
regaba.

El primer terceto esta centrado en el tema
del poema, la pena de Apolo. Esa pena que alimenta la
transformación y con ella aumenta la separación del
objeto amado. La utilización del pronombre "aquel" hace
referencia a Apolo sin la necesidad de tener que nombrarlo, pero
a la vez también sugiere la presencia de un inmenso dolor
por parte del poeta en este ocultamiento voluntario del nombre
del dios. Si es aquel, también podría ser
él, y más aún, podría ser cualquiera
que se sintiese identificado con esta
situación.

El yo lirico afirma que Apolo es la causa
de que Dafne se transforme en árbol, y esto culpabiliza al
dios, pero también se está culpabilizando a
él, siguiendo la línea de la identificación.
La dimensión de la culpa se encuentra en la
expresión "tal daño", que no solo hace referencia a
la mencionada transformación, sino que sugiere un
daño de gran tamaño como dirá en el
próximo terceto.

En el siguiente verso nos encontraremos con
que el yo lirico utiliza una cesura (pausa a mitad de verso) para
separar dos verbos en infinitivo: llorar/crecer. Estos versos se
encuentran relacionados por la situación, pero a la vez
sugieren una forma de ver al mundo: el llanto del crecimiento al
árbol, de la misma manera, el crecimiento del hombre se
produce en medio de llantos. No es casual que el verbo regar,
utilizado acá, este asociado a la vida. Pero ambas vidas
serán desgraciadas, por eso dirá "miserable
estado". Apolo pierde su amor y vivirá sufriendo, Dafne
pierde su belleza humana y su libertad.

¡Oh miserable estado, o mal
tamaño!

¡Que con llorarla crezca cada
día

la causa y la razón por que
lloraba!

El yo lirico ahora expresa su dolor, su
emoción, su identificación con la situación,
con la pena de Apolo sentenciado a la condena de no poder parar
de llorar. Siendo él la causa y la razón, porque
llora por la transformación de la amada, y cuanto
más llora más evoluciona. Esto se vuelve una trampa
sin salida en la que queda atrapado cada día más,
en un dolor que será eterno dada a su condición de
dios.

Como posible conclusión, es
interesante hacer un paralelismo entre el dios Apolo y el poeta.
Garcilaso, casado con una mujer que no amaba y enamorado hasta la
locura de una mujer casada (Isabel) que fue la musa inspiradora
de todas sus obras, parece identificarse con este dolor
insoportable del dios, y esa mujer que se transforma en una
condición irreversible que los separa. Las similitudes con
la vida del poeta son reveladoras. Isabel, ya conociendo a
Garcilaso y siendo solamente amable con él, para su
desencanto se casa con Antonio de Fonseca, en un matrimonio
arreglado por la reina. Así como Garcilaso ve que su amor
imposible cambia de condición, se transforma en una mujer
casada, con un hombre que tal vez no la quiera, de la misma
manera, Apolo ve como Dafne se transforma en algo inaccesible
para él.

Soneto
XXIII

En tanto que de rosa y azucena

se muestra la calor en vuestro
gesto,

y que vuestro mirar ardiente,
honesto

enciende el corazón y la
refrena;

y en tanto que el cabello que en la
vena

del oro se escogió, con vuelo
presto

por el hermoso cuello blanco,
enhiesto,

el viento mueve, esparce y
desordena:

coged de vuestra alegre
primavera

el dulce fruto antes que el tiempo
aireado

cubra de nieve la hermosa cumbe.

Marchitará la rosa el viento
helado

todo lo mudara la edad ligera

por no hacer mudanza en su
costumbre.

El tema del soneto está centrado en
el primer terceto, y en la expresión: "Coged de vuestra
alegre primavera / el dulce fruto". Esta idea ya estaba planteada
en el poeta latino, Horacio, y él la había plasmado
en la sentencia "carpe diem", que significa "aprovecha el
día". La vida es corta, pasa más rápido de
lo que el hombre cree, esa percepción era muy clara,
porque sabían cuán maravilloso era todo lo que
tenían para conocer. No hay tiempo para perder, si lo que
se quiere es tomarlo todo.

Sabemos que la estructura formal
está dada por dos cuartetos y dos tercetos, dado a que es
un soneto, de versos endecasílabos (once silabas) con una
rima consonante.

Con respecto a la estructura interna
podemos ver que en los cuartetos tenemos la figura de una dama,
presentada en forma armónica y ordenada. Esta imagen tiene
un movimiento sutil y elegante, como si el yo lirico la viera de
frente y luego advirtiera la espalda de la dama ya que ella paso
frente a él. Esta armonía, orden y equilibrio en la
descripción resultan característicos del
Renacimiento; dado esto puede considerarse que este soneto es
típico de la época.

En los tercetos no sólo vemos el
tema, sino que lo que vemos es la advertencia de aprovechar la
juventud, el momento en que se vive y las consecuencias del
pasaje del tiempo.

En tanto que de rosa y azucena

se muestra la color en vuestro
gesto,

y que vuestro mirar ardiente,
honesto,

enciende el corazón y lo
refrena;

En este primer cuarteto tendremos el gesto
y la mirada de la amada y le provoca al yo lirico.

El primer cuarteto a la vez comienza con la
referencia temporal "en tanto" (mientras). Mientras pase esto,
haz lo que el primer terceto alude u ordena. Esa es la idea del
yo lirico, y es por esto que todo el soneto está saturado
de tiempo.

La hipérbaton del principio deja las
flores "rosa y azucena" juntas y en primer plano, para luego
poder relacionarlas con los adjetivos "ardiente" y "honesto",
repitiendo así el orden que había planteado con las
flores, y aún para que concuerden con lo que provocan los
verbos "enciende" y "refrena". La rosa y la azucena son flores
utilizadas para reflejar el color de la dama
metafóricamente. Podemos tomar el rosado de la rosa para
imaginarnos la vitalidad de la dama, pero también puede
verse como la vergüenza de la misma al encontrarse con un
mancebo que la pretende como el yo lirico.

Por lo menos es eso lo que él quiere
interpretar de los gestos de la dama, quiere pensar que su rosa
es fugaz, momentánea, perecedera, transitoria.

Con el color de estas flores muestra el
color de la amada, y él entiende que ella conlleva
honestidad, la pureza, la virtud, la virginidad, la inocencia de
la dama; muestra como toda ella es delicada.

Eso aparece en su rostro, el yo lirico lo
atribuye a su mirada, y en esa atribución, también
le da una interpretación "ardiente" y "honesta", a
través de la mirada de la dama es que el yo lirico ve su
alma y así descubrir todas las virtudes que sus ojos
reflejan. Esto explica claramente la antítesis que se
había planteado ya sutilmente entre las metáforas
"rosa" y "azucena". Si el mirar es ardiente, no deja lugar a la
duda la pasión que ella tiene y la que provoca, pero si a
la vez es honesta, esa contradicción mantendrá en
quietud el accionar del yo lirico. Esto es expresado en el
último verso de este cuarteto "enciende el corazón
y lo refrena". Mueve el corazón del yo lirico, provoca
fuego en él. Si miramos las palabras que siguen esta
línea ("rosa", "enciende", "ardiente") notaremos como va
subiendo la intensidad a medida que se acerca a él. Es el
simple color rosa (adjetivo) que sirve de señal para que
comience la interpretación de él a través de
un adjetivo ("ardiente"), hasta llegar al verbo "enciende" que
implica la acción. Por esta acción fogosa, se ve
contrapuesta, detenida por la acción contraria "refrena"
(otro verbo con la misma fuerza que "enciende"). Con la misma
intensidad que fue creciendo la pasión, también
irá aumentando la virtud, a través de "azucena",
"honesto", "refrena".

Pero en medio de estos dos versos
está "el corazón" de él, preso; rehén
de la mirada de la dama, del sentir y de la contradicción
que él ve en ella. Es en ese lugar donde se albergan todos
los íntimos sentidos y donde él queda incapacitado
de accionar, y lo único que le aguarda es resignarse a
sufrir esa inmovilidad.

Y en tanto que el cabello, que en la
vena

del oro se escogió, con vuelo
presto,

por el hermoso cuello, blanco,
enhiesto,

el viento mueve, esparce y
desordena.

Ahora pareciera que la dama se va alejando
del yo lirico, y esto hace que el la vea a otra distancia, y por
eso repara en el cabello y decirle que mientras el cabello sea
joven, aproveche a vivir a pleno. Este cabello no solo es bello,
sale de la "vena del oro", esta metáfora muestra la
vitalidad del mismo. La palabra vena ya es una metáfora en
la órbita de la minería, y con ella no solo se le
puede hacer referencia a la vitalidad, y a la importancia que
esta tiene en la vida, sino también a la fineza del con
que brota el oro liquido, si viene un pequeño orificio a
eso se le llama vena, al lugar de donde nace el oro. El hecho de
utilizar la expresión "se escogió", hace pensar que
el viento tuviese la voluntad propia de escogerse, es decir que
no solo tiene una vitalidad que llega del movimiento, sino casi
de una personificación.

Este cabello, además de ser fino es
liviano, vuela y tiene movimiento, como la vida misma, los que
nos lleva nuevamente a notar su vitalidad. La aparición
del "vuelo presto" ira intensificándose en el poema, y
comenzara con esta sutileza, pasando por un viento que "mueve,
esparce y desordena", luego lo llamará "tiempo aireado" y
finalmente "viento helado" y "edad ligera". De esta manera ese
viento que ahora es suave y embellece terminara siendo "viento
helado" que apuntará hacia la muerte.

Ante tanto movimiento aparece el cuello
como algo firme, bello que contrasta con toda imagen
móvil. Este cuello blanco recuerda la porcelana, intocable
por su fragilidad y honestidad.

Coged de vuestra alegre
primavera

el dulce fruto, antes que el tiempo
aireado

cubra de nieve la hermosa cumbre

En este terceto está planteado el
tema, comienza con un verbo en modo imperativo, porque el yo
lirico le aconseja casi en forma imperativa no dejar pasar el
momento. Esta orden casi se transforma en un ruego apasionado, y
desesperado. El tiempo es implacable, y no puede perderse, debe
ser aprovechado. "Coged", a esa bella mujer que hoy tiene todo lo
que el hombre anhela a su favor, a ese tu lirico le dice que tome
lo mejor de esa juventud que esta metaforizada en la
expresión "alegre primavera". Ya que es esta
estación la que se relaciona comúnmente con la vida
que renace. Y tal vida tiene la primavera que parece
personificada por el adjetivo "alegre", todo en ella es felicidad
y amor. Ese es el momento para tomar "el dulce fruto".

Resulta importante aclarar que tomar el
dulce fruto es recoger lo mejor de cada día. No estamos
haciendo referencia la mirada posmoderna del tiempo (que
observammos a diario), en la cual el mismo pasa y se debe vivir
intensamente sin importar que quede de cada instante o que
será del día de mañana. En los tiempos
actuales la vida pasa con tanta intensidad que el pasado ya no
tiene mayor sentido, y lo único que importa es un presente
constante que no va a dejar nada al día siguiente. No es
este el planteo del "carpe diem". En esta idea de aprovechar el
día hay un fruto que recoger en ese día. Es
necesario estar prendido a la vida en cada momento y con todo lo
que el hombre tiene. A su vez hay un tiempo para recoger ese
fruto es por eso que hay que estar atento para no recogerlo ni
verde ni maduro.

La cesura deja esta idea del fruto separada
del resto, destacando su importancia. Y a mitad del mismo verso
aparece el "tiempo airado", un tiempo que arruina las cosas. La
palabra "aireado" tiene dos posibles interpretaciones: viene de
aire, pero también refiere al enojo. Este tiempo se ha
relacionado ya con el aire, por su movimiento constante, porque
no lo vemos ni podemos palparlo, pero percibimos sus efectos en
las cosas. Este tiempo que se enseña con el hombre,
también deja secuelas en él. "cubre de nieve la
hermosa cumbre", llena de canas las bellas cabelleras. La
metáfora de la "nieve" no solo hace referencia a lo blanco
de las canas, sino también a la frialdad de la muerte que
va aproximándose al hombre y que comienza a dar
señales de su presencia. Esta imagen de las cumbres de las
montañas con nieve habla de una mirada natural de la
vejez.

Esta última idea es justamente la
que se plantea en ese último terceto

Marchitará la rosa el viento
helado

todo lo mudará la edad
ligera

por no hacer mudanza en su
costumbre.

El verbo "marchitará", consecuencia
inevitable del tiempo, es un proceso natural. Toda flor, en su
vida fugaz, comienza a arrugarse y así va
acercándose al final de su vida. De la misma manera el
hombre se va "arrugando" como señal irremediable de la
presencia de un tiempo que pasa.

Los últimos dos versos del soneto
son una sentencia y una definición del tiempo. El tiempo
cambiara todas las cosas ("todo lo mudara la edad ligera") pero
una sola cosa no podrá jamás cambiar (y eso es lo
fatídico para el hombre), no podrá cambiar su
condición de cambiar todas las cosas, no puede dejar de
ser quien es. El tiempo se define por el cambio de todas las
cosas y es a través de ellas que vemos que el tiempo ha
pasado.

Es por eso tan importante que tomemos el
"fruto", porque sino la vida no se diferencia de la muerte, este
es través el gran descubrimiento del
renacimiento.

Bibliografía

Libros:

ALBORG. Historia de la literatura
española

PARODI. R. Estudios sobre Garcilaso de la
vega. Editorial Kapelusz. Buenos Aires. 1968

Páginas web

Literatura para secundaria (

www.garcilaso.org

Wikipedia (www.wikipedia.es)

 

 

 

Autor:

Maikol Chocho

Centro Regional de Profesores (CE.R.P.) de
Colonia

26/04/2010

Partes: 1, 2
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